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miércoles, 31 de agosto de 2011

LA PELUQUERÍA

Pandora se dirigió hacia una peluquería. Se había decidido por cambiar su pelo, pues era lo más fácil de todo el cambio.

- Buenas tardes.- Saludó la peluquera con una sonrisa muy cálida. Era una mujer de unos 40 años, con el pelo corto y de un rojo muy vivo, con gafas redondas y no demasiado alta. Pero se la notaba que era feliz.
- Hola. Me gustaría cortarme y teñirme el pelo.
- Por supuesto. Ahora viene mi hijo y te enseña algunas fotos para darte algunas ideas, ¿sí?
- Vale.
- Bien hija. Siéntate aquí, que ahora vuelvo.

Pandora se sienta y al poco llega un chico, con el pelo negro y muy largo. El flequillo que lleva le tapa los ojos, pero se ve que tienen un bonito color ámbar.

- Mira, aquí tienes. Te recomiendo los peinados de las últimas páginas, suelen quedar muy bien.
- Haber... Sí, este me gusta mucho, pero en vez de rubio como lo tengo yo prefiero el pelo negro y rojo.
- Entendido, ahora aviso a mi madre.

Al momento llega la madre.
- Bueno, pues manos a la obra. Alexander, por favor, tíñela el pelo mientras yo voy a coger las tijeras.
- Pero mamá...
- Alexander, intenta hablar con ella...-dice susurrando.
- Vale...
Se hecha el flequillo para atrás... Y, sinceramente, es bastante guapo. Debe de tener unos 16 años, igual que Pandora. Como parecía, tienes los ojos color ámbar. Y la piel muy blanca. Pero no es feo. Más bien lo contrario.
- Bueno, ¿y porqué quieres cortarte tanto el pelo?
- Quiero tener un aspecto distinto...
- Sí, eso me había parecido...

La pinta el pelo y cuando ya va al labadero, Alexander dice:
- ¿Sabes? Es raro ver a gente nueva por este pueblo. ¿Cómo has llegado hasta aquí? No hay carretera y nadie aloja a desconocidos.
- Ah, pues vine andando. Y tienes razón, no me alojo en el pueblo. Vivo... en el bosque.
- ¿Lo dices enserio?
- Sí, en la casa que hay cerca de la cascada.
- ¿En esa casa tan desastrada? Hace mucho que los dueños la abandonaron. Por aquí se dice que está embrujada o algo...- Ya la está cortando el pelo.
- Pero si hasta está amueblada. Y bueno, se vive bien y eso.
- Jajajajaja. Pues algún día pasaré a visitarte. Algo de compañía nunca está demás.
- Gracias.- Le sonríe y él le devuelve la sonrisa algo más tímida.- ¿Cuánto te debo? Por cierto, ¿y tu madre?
- Mi madre estará en casa. Cada vez que viene alguna chica de mi edad me deja sólo. Quiere que me relacione más, pero yo estoy bien como estoy. Son 24 euros.
- Aquí tienes. Bueno, pues ya nos veremos... Alexander, ¿no?
- Sí, y tú eres...
- Pandora.
- ¿Como la caja de la leyenda?
- Sí, supongo. Bueno, adiós.
- Adiós...


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